Hoy no escribo un texto. Lo de hoy es un grito desesperado. En Ecuador nos
están dejando morir.
No es una sensación, es una realidad. Hace tiempo que lo vienen preparando y esta pandemia se los sirvió en bandeja. No alcanzó con la traición bien planificada de Lenin Moreno, ni con el esfuerzo denonado por menospreciar lo hecho por Correa. Era necesario un castigo ejemplar. Decirle a este pueblo de indios que Atahualpa ya había muerto, que a los dirigentes indígenas ya los habían comprado, que ellos habían vuelto para normalizar la patria.
Hoy no es que se les fue de la mano a pesar del esfuerzo.
Hoy es el resultado del esfuerzo hecho para castigar.
El resultado del odio, de la inoperancia, de la traición.
La cuarentena sin paliativos, sin contención, sin el estado presente es
simplemente aislar para matar de a uno y sin capacidad de resistencia. La
desinformación coadyuva a la parálisis que también aísla. En las ciudades donde las autoridades mantuvieron el tejido social, la idea de pueblo, el sentido solidario están sobreviviendo. En donde culturalmente prima el sentido comunitario en torno a la tierra y su producción es donde menos efectividad tiene esta máquina de muerte.
Los muertos en la calle es la manera obscena de mostrar el castigo. Las
dictaduras militares dejan los ejecutados en la calles como escarmiento y forma de sembrar el terror. Aquí está bien mostrado el sadismo de dejarlos librados a su suerte. No aparecen en el Guayaquil coqueto, el del modelo exitoso. Aparecen donde se vive apiñado, sin servicios o precarios, con un calor sofocante, donde la muerte se pasea con naturalidad y no hay recursos para pagar 1000 dólares el servicio funerario.
Es tal la desidia y el volumen de cadáveres acumulados que ya van apareciendo adentro de camiones de transportes de alimento conducidos hacia otros lugares de la provincia o del país. Esto no es exageración, ni son las hordas correístas bombardeando con falsa información. Es la triste consecuencia de un estado ausente, mentiroso, corrupto hasta la médula y dispuesto a no permitir que el fastidio ciudadano madure en organización
Se nos piden datos numéricos que nada dicen ni representan, pues todos son datos mentirosos.
Los médicos amenazados con que si divulgan datos son echados. A los cadáveres no se les realiza autopsia. Lo que sí podemos contar son historias. Amparito Salinas, encontrada en su casa sin alimento y sin vida.
Rosa Escobar, que habiéndose acabado el oxígeno que tenía salió a la vereda y con gritos desesperados murió frente a la mirada impotente de sus vecinos. La familia de los Barriga a quienes encontraron toditos abrazados en la única cama de su habitación, y también los hermanitos Castro, a quienes alguien llevó ante la puerta del hospital y los dejó sentados en una silla hasta que sus cuerpos inertes llamaron la atención de algún enfermero.
Estas son historias concretas de gente concreta que se cuentan por cada barrio pobre de Guayaquil. La vida no vale nada, como canta Blades.
A los médicos de la salud pública les está prohibido hacer reanimaciones, cuando llega la neumonía se abandona al paciente y el oxígeno cuando se acaba no se repone. Pero mientras tanto se paga al FMI 320 millones de dólares. Esa es la prioridad.
A nadie extraña que la ministra de gobierno no tenga respuestas o mienta. Es vieja conocida. Comandó la represión en las protestas de octubre. ¿Qué significa para ella una persona más o menos? En Baños quiso meter calladita a cinco policías presuntamente contagiados a pasar la cuarentena en la escuela de policía. Enterado el alcalde le negó el permiso. La respuesta fue dejar a Baños sin policía y en consecuencia sin seguridad.
Un vecino de Guayaquil luego de perder su segundo familiar grabó un video
quejándose en duros términos de las autoridades y hoy está preso.
Buscan distraer y de paso demonizar a Correa y en un lawfare versión bananera lo condenaron a 8 años de prisión y 25 de inhabilitación por corrupto, mientras ellos hacen negocios con la compra de mascarillas o separan parte de las ayudas internacionales para sus propias campañas.
Así se maneja este gobierno.
Ecuador está agonizando.
Ayúdennos a que viva.
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