Río Negro logró la transición de un modelo de salud mental basado en el encierro a un modelo de inserción comunitaria que trabaja desde los hospitales generales y desde estructuras intermedias. Atrás de esta conquista hay una historia de luchas, resistencias, convicciones y personas de toda la provincia que le pusieron el cuerpo a un modelo de Salud Mental basado en los derechos humanos de las personas con padecimientos mentales.

El 11 de septiembre de 1991 se sancionaba en la legislatura de la provincia de Río Negro la Ley 2440 de Promoción Sanitaria y Social de las Personas que Padecen Sufrimiento Mental. En el marco del ciclo de conversatorios por los 30 años de la ley organizados por la Dirección de Salud Mental Comunitaria y Adicciones del Ministerio de Salud de Río Negro, participaron personas que fueron parte de la transición al modelo de desmanicomialización e impulsores de la Ley 2440, entre ellos Hugo Cohen y Graciela Nataella.
“El desarrollo de las practica inclusivas comenzaron antes del cierre de Allen en en 1988 –única sala psiquiátrica que funcionaba en la provincia y a donde se derivaba a personas con padecimientos mentales-, para evitar que las personas sean psiquiatrizadas, hubo que trabajar mucho antes del cierre, el trabajo fue gradual y progresivo. Al principio hubo que poner el cuerpo, había que poner mucho más que las incumbencias profesionales”, desarrolló Nataella.
“Muchos veníamos de militancias políticas, militancias sociales, militancias religiosas y conformamos una especie de militancia de la desmanicomialización”, explicó la médica especialista en Psiquiatría e impulsora de la reforma de Salud Mental en Río Negro, quien agregó que “el modelo de salud mental comunitaria en acción era un modelo promocional, promocionaba el desarrollo de la persona. Hoy hablamos de enfoque de derechos, pero al principio hablábamos de las necesidades básicas satisfechas. El objetivo era la inclusión social, el hospital era una base, pero no era el lugar para estar todo el tiempo, era un momento, para una entrevista ambulatoria, pero la vida transitaba en la comunidad, en la calle, en las casas”.
La ley 2440 prohíbe la habilitación y el funcionamiento de manicomios, neuropsiquiátricos o cualquier otro equivalente —públicos o privados— en Río Negro y concibe a la internación como último recurso, luego de que se agoten todas las formas y posibilidades terapéuticas previas. Los hospitales de la provincia cuentan con equipos interdisciplinarios de salud mental conformados por psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y operadores en Salud Mental Comunitaria que garantizan la atención las 24 horas por medio de guardias pasivas y activas, según la localidad.
Graciela Nataella, quien también es cofundadora de la Red de Familiares, Usuarios y Voluntarios por los derechos en salud mental explicó que no fue sencilla la lucha por la desmanicomialización. “Para esto había que cambiar prejuicios, miedos, hábitos, socializar el conocimiento, pensar que un operador puede ser mucho más efectivo que un psiquiatra porque conoce el barrio, las problemáticas sociales. Recuerdo equipos territoriales de salud mental formados por personas comprometidas, con una excelencia ética y en deliberación permanente, con el título solo no alcanzaba”.
En su exposición, Hugo Cohen, médico especialista en psiquiatría, jefe del programa de salud mental de la provincia entre 1985 y 2000 y uno de los redactores de la ley 2440, sumó experiencias sobre las resistencias a la reforma con las que debieron lidiar.
“La justicia penal estaba muy molesta con el equipo de salud mental y con la salud pública porque no tenían a donde mandar a estas personas que consideraban peligrosas por atravesar una crisis. Lo que hicimos fue proponer estrategias terapéuticas para que las personas se compensaran y pudieran restablecerse. Los jueces buscaban que la contención de las personas estuviera a cargo de los equipos terapéuticos y cada tanto nos llevaban a los juzgados para explicar el avance o evaluación de quienes habían atravesado una crisis”, explicó Cohen.
Los inicios de la experiencia en La Comarca
Adriana Iribarren, psicóloga del equipo interdisciplinario de Salud Mental del Hospital de Área de El Bolsón desde 1994, participó del conversatorio donde remarcó la importancia de las estructuras intermedias -hogar de tránsito, centro cultural, empresa social- y narró los inicios de la desmanicomialización en la localidad. Si bien ella no estuvo presente en los años 80, se sumó a trabajar desde la convicción de no derivar a personas con sufrimiento mental a manicomios y trabajó por muchos años junto con quienes transitaron las primeras experiencias desmanicomializantes que llevaron a la sanción de la ley 2440.
“Entre 1980-1982 entra a trabajar al hospital Analia Broide, médica psiquiatra, quien llega a El Bolsón con Chochi Gutierrez, su compañero, que fue un operador de salud mental. Ambos vienen con convicciones de crear y ser parte de un mundo mejor. En épocas de la dictadura Analía llega a un hospital que tiene como director a un médico de ideología fascista, que no la dejaba trabajar, la perseguía, que la estigmatizaba por ser psiquiatra, por ser mujer, por ser judía”, explica Iribarren.
“Ella como medica psiquiatra empieza a atender a personas con padecimiento mental de manera ambulatoria, en centros de salud, acompañada por agentes sanitarios, por algún chofer, alguna enfermera, empieza a realizar visitas domiciliarias y se comienza a trabajar a partir de el abordaje del contexto de cada persona y cada situación de sufrimiento, para analizar los recursos necesarios para resolver las crisis. Existe en ese momento una mística y una convicción de no derivar, porque desde la dirección del Hospital la respuesta inmediata era la derivación al monovalente de Allen, a 600 kilómetros con caminos de ripio, se tardaba días en llegar y quedaban los lazos familiares de las personas con padecimientos mentales rotos, las familias preguntaban por las personas internadas, hasta que dejaban de preguntar”, agrega.
La psicóloga coincidió junto a los otros expositores en que la convicción de no derivar, de atender en la localidad a la personas con sus crisis, según cada contexto, según los recursos que cada persona tenia desde lo familiar, desde lo afectivo y la consiguiente conformación de redes comunitarias de sostén fueron un modelo de trabajo clave para la posterior sanción de la Ley. Para que se cierre el manicomio de Allén, los equipos que trabajaban en Salud Mental en distintas localidades debían frenar las derivaciones y buscar otro abordaje desde lo local. Desde El Bolsón, fue Analía Broide, quien falleció en el 2009, quien encabezó este compromiso.
“Analía siempre contaba que tras la sanción de la ley, se hace una asamblea comunitaria en el hospital para poder contar de qué se trata, que los médicos, médicas, enfermeros, enfermeras, choferes, la gente de mantenimiento tomen conocimiento sobre el trabajo comunitario de Salud Mental. Analía contaba que se habían formado dos bandos, los que estaban de acuerdo, los que entendían la injusticia de que las personas se tuviesen que ir por padecimientos mentales, alejarse de los vínculos. Y después estaba el otro sector que a los gritos decían que no, que no tenían derechos, que no iba a atender a locos, que tenían que estar en lugares especializados, uno se subía a un banco, otros tiraba papeles para hacerse oír”.
La ley 2440 fue sancionada en la Legislatura de la provincia de Río Negro el 11 de septiembre de 1991. Promulgada el 03 de Octubre de 1991 por Decreto N° 1466. Publicada en el Boletín Oficial N° 2909. Fue actualizada en 2018, por la Ley Provincial Nº 5349 pero no se modificó su número original para resguardar el reconocimiento histórico que conlleva la Ley 2440.