Verde

QUE LLUEVA, QUE LLUEVA, QUE SALGAN LOS HONGUEROS

Por Maximiliano Rugolo Dr. Ciencias Biológicas. Becario de postdoctorado de la Secretaria de ciencia de Chubut/CONICET en CIEFAP/ Docente UNRN

Es otoño. La canasta de mimbre espera ansiosa que la tomemos de la mano. Parece primavera porque nosotros, los amantes del reino de los hongos, sentimos mariposas en la panza. Afuera las nubes anuncian las primeras lluvias; y en caso de que estas se demoren nos vemos obligados a actualizar constantemente el pronóstico casi como una rogativa.

Bosque adentro la tierra late. El micelio, ese conjunto de filamentos, late. Late porque no hay otro verbo que exprese tanto sentimiento. Pues estuvo creciendo, y lo seguirá haciendo, casi silencioso durante todo el año y ahora transformará esa energía acumulada en “honguitos”. Y ahí el cosechero se fusiona con el sendero en busca del tesoro.

Forman parte de los recursos forestales no madereros y tienen importancia
ecológica, económica y cultural. En los bosques y en otros ecosistemas cumplen funciones esenciales como proveer a los árboles de nutrientes y agua, y al descomponer la materia orgánica, hacen disponibles los nutrientes inmovilizados en ella.

En esta comarca contamos con la posibilidad de aprovechar honguitos comestibles tanto en bosque nativo como en plantaciones de exóticas, además de mallines y praderas. Los hongos que crecen en la naturaleza sobre distintos sustratos, que tienen la propiedad de ser comestibles y no se cultivan se denominan silvestres.



¿Cuáles son las 10 especies más avistadas esta temporada en la Comarca Andina?


1) Aleurodiscus vitellinus
Vulgarmente conocido como “oreja gelatinosa”, presenta una coloración anaranjada y suave aroma a duraznos. Se lo encuentra en las ramas caídas o en ramas vivas con corteza de diferentes árboles como coihue, lenga o ñire.



2) Cortinarius magellanicus
Aparece generalmente formando grupos bajo bosque de coihue, lenga o ñire. Es fácilmente reconocible por su intenso color violeta y su capa mucilaginosa presente en el sombrero. Las láminas son blanco/liláceas cuando es joven tornándose castañas cuando madura


3) Fistulina antarctica
La “lengua de vaca” resulta prácticamente inconfundible por su forma arriñonada o de lengua y su coloración rojiza. Muy frecuente en coihues caídos o en píe con alguna herida. También en ñires y lengas. El sombrero presenta tubos rosados que pueden tornarse amarillo intenso.


4) Ramaria patagonica
Este hongo es conocido como “changle” y presenta forma de coral con colores anaranjados o amarillos. Crece en el suelo y puede aparecer solitario o en grupos asociado a coihues, lengas o ñires.


5) Macrolepiota procera
Se lo conoce como parasol, por su forma de paraguas o sombrilla. Su sombrero es
marrón pálido con escamas oscuras en el centro. Su pie es largo y cilíndrico con
presencia de anillo. La base del pie tiene un bulbo notorio. Crece en el suelo, aparece solitario o grupal en bosques de coihues mixtos con ciprés, radales, bordes de caminos y con menor frecuencia bajo coníferas.



6) Suillus luteus
El “hongo de pino” aparece vinculado a plantaciones de pino ponderosa y pino
radiata. Tiene un sombrero mucilaginoso, con colores marrones a ocre amarillento.
Presenta poros y un anillo frágil en el pie.



7) Suillus lakei
Conocido como el “hongo de pino del oregon o boletus escamoso” que aparece vinculado a plantaciones de pino oregon. Tiene un sombrero de color ocre con múltiples escamas de aspecto seco castaño rojizas. Presenta poros de color crema a ocre. El pie tiene un anillo blanquecino que desaparece a la madurez.


8) Lactarius deliciosus
El “níscalo” suele aparecer abundantemente bajo pinares. Posee un sombrero forma de embudo, castaño claro a canela con bandas concéntricas más oscuras y tonos anaranjados muy distinguibles debido al latex que presenta. Al manipularlo
se torna verde. Su pie es cartilaginoso y hueco.



9) Agaricus campestris
El “champiñon silvestre” presenta el sombrero globoso, blanco con tonalidades
crémeas. Las laminillas no se unen al pie, son blancas cuando joven y se tornan rosadas hasta negro chocolate al madurar. El pie presenta un anillo blanquecino. Aparece solitario o en grupos, en praderas o jardines con riego, principalmente.



10) Pleurotus ostreatus
Conocido mundialmente como “gírgola” u “hongo ostra” debido a su forma, suele encontrarse degradando álamos, sauces o retamos, entre tantos otros sustratos, presenta sombreros de coloración gris que puede variar las tonalidades. Las laminillas son blancas y su pie es corto y lateral. Los sombreros pueden alcanzar tamaños muy grandes (20 cm de diámetro).


¡CUIDADO! – Amanita muscaria
El “matamoscas”, debido a su capacidad de atraerlas y matarlas, ha sido muy frecuente durante este Otoño. Aparece asociado a bosques de pino, roble europeo o álamos. Esta especie es tóxica, por lo tanto NO debe consumirse. Se caracteriza por tener un sombrero de color rojo con escamas blancas a modo de “pintitas”. El pie posee un anillo blanquecino grande y la base está recubierta por una “bolsita” denominada volva.



La importancia de una cosecha sustentable


Lo que habitualmente vemos y cosechamos para consumir es solo una parte del hongo, es el “cuerpo fructífero” o esporoma a través del cual se reproducen y diseminan. Por este motivo es muy importante realizar la cosecha cortando el pie antes de retirarlo y asegurarse de dejar los ejemplares más pequeños. La utilización de una cesta con poros ayudará a la dispersión de las esporas mientras caminamos por el bosque.

El buen honguero no es aquel que llega con la canasta repleta, si no aquel que no deja huella de su paso por el sitio que visita.

Además de ser naturales y beneficiosos para la salud, gracias a su alto contenido proteico y bajo contenido calórico, los hongos son considerados “alimentos funcionales” ya que tienen una o mas funciones especificas sobre el cuerpo humano, previniendo la probabilidad de trastornos de la salud. Todos deben ser cocidos antes de su consumo.

Hablar de hongos, de micelio o de esporas es hablar de equilibrio. Por esta razón, la recolección y utilización de los hongos silvestres como recurso alimenticio debe realizarse bajo pautas de aprovechamiento sustentable para contribuir a la conservación de los ambientes boscosos nativos.


Dado que no existen reglas universales para indicar que una especie sea comestible o no, lo único que garantiza la comestibilidad es su correcta identificación taxonómica.

Categorías: Verde

Etiquetado como:

Dejá una respuesta