Carta de lectores

Nos enfrentan para eliminarnos

La urgencia de entendimiento entre la Cooperativa y el Cable, ante la amenaza real de desaparecer a manos de los poderosos.

Es ya de público conocimiento el  freno del tendido de fibra óptica del cable local por parte del municipio de El Bolsón y el posterior sabotaje al trabajo de la empresa,  con cortes de cables que nadie se adjudicó y que muchos apuntaron hacia un solo lado como responsable.


Cabe preguntarse entonces a quién favorece el enfrentamiento entre la cooperativa de internet local y el cable que quiere mejorar su señal con fibra, y poder ofrecer internet para no desaparecer.


En medio de estos hechos, aparecen nuevas empresas queriendo disputar un mercado poco tentador, que la empresa que llaman “monopólica”, luego de decenas de millones de pesos de inversión, termina siendo su propia competencia. Porque en plena crisis, la tan esperada FIBRA ÓPTICA, termina resultando costosa para la mayoría, que sigue cómoda en la queja del ADSL bendito.
¿Invertir 60 millones, para disputar siete mil clientes, en 40 km2? Sumar empresas, sería repartir miseria, porque el margen de crecimiento es muy bajo. En cualquier ciudad de mayor densidad demográfica, se llega a la misma cantidad de clientes, en un diez por ciento de esa inversión y kilómetros cuadrados.

Enterrar o no enterrar los cables, ¿Esa es la cuestión?


En medio de un clima enrarecido, el jefe comunal sale por los medios a decir, palabras más palabras menos, que la cooperativa no está en condiciones de enterrar el tendido de fibra y que “tiene que venir una gran empresa que pueda hacer eso”. Hay cuarenta familias que dependen de la cooperativa para vivir; y en el cable, al menos una decena. El arribo de una “gran empresa”, se llevaría puestas a ambas y con ellas, a sus familias. Menos trabajo local, menos consumo local.


Enterrar el tendido llevaría a la cooperativa al doble de la inversión realizada hasta ahora para disputar un mercado finito, con rentabilidad posible solo a largo plazo y perdiendo clientes a manos de “una misteriosa gran empresa salvadora” que ya conocería el municipio pero nadie más sabría su identidad.


¿Es lógico que desembarque una “gran empresa” a invertir cien millones de pesos, para disputar un 50% de esos 7000 clientes de la cooperativa? ¿Quién podría invertir tanto para tan poco? Alguien que quiera financiar campañas provinciales, lavar activos o simplemente tirar dinero en su demencia.
La solución de la empresa salvadora, no vendría a dar respuestas a la comunidad, tan solo sacrificaría a dos empresas históricas y sus familias en los altares de “la competencia leal”, entre Tyson y Kokito.

El futuro de desarrollo prometido por el rumbo político local no incluye al cable ni a la cooperativa. Dos empresas a las que les marcaron en la frente la fecha de vencimiento. Depende de ellas querer sobrevivir por separado (no les estaría resultando mucho) o empezar a entenderse, asociarse y crecer juntas, para poder pelear por historia, por presente y por las decenas de familias que consumen cada mes en nuestra Comarca.

O se entienden, o se los comerá el “progreso” de las grandes fortunas que inviertan sospechosamente, en mercados poco rentables.

Beto Piaggi , Síndico de Coopetel 2016/2019

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