Audiovisual

La tejedora que regala creatividad


Nina Dolcini vive en El Bolsón desde hace 21 años y creció entre tramas de tejidos. De chica ensayaba regalitos de hebras para sus muñecas y en la escuela primaria ya realizaba prendas sencillas a dos agujas para sus amigas. Trascendió sus propios límites cuando comenzó a hacer crochet: desde entonces incursionaba en crear pequeños muñecos que hicieran de compañía a su abuela o a niños más pequeños.
Cuando terminaba la secundaria una compañera suya tuvo mellizos y decidió que iba a regalarle amigurumis: una técnica japonesa de figuras a crochet. Esos fueron sus dos primeros muñecos, un par de conejitos sentados y pequeños. “Por esa época descubrí que podía regalar cosas personalizadas que incluían en sí lo que más me gusta de regalar que es el tiempo de producir y pensar”, explica la tejedora.

Todos los amigos de Nina tienen al menos un muñeco que ella les hizo. Fueron ellos quienes la impulsaron para que comenzara su emprendimiento, Bigotes de Lana hace dos años. El nombre y el logo hacen alusión a su gato, compañero de tejidos. “Amo a los gatos y quería algo que tuviera que ver con ellos. Son una hermosa compañía del momento del tejido, siempre están espiando las lanas y husmeando las bolsas por eso quería que estuvieran reflejados”, cuenta.

Cuando abrió la página oficial, la tejedora ya tenía un stock de fotos de todos sus trabajos. Su relación con el tejido de figuras es de disfrute “es algo que me gusta mucho hacer, me hace bien y no lo quiero convertir en algo que se vuelva producción automatizada. Es muy difícil vivir de esto por lo que intento seguir vinculada con la actividad como hobbie. Disfruto de tejer de crear y de buscar patrones”, agrega.

El proceso de creación excede largamente el trabajo con las lanas y agujas. “Lo primero es hablar con las personas, para saber si tienen claro lo que imaginan en texturas, tamaños, estilos, colores, etc. A veces hay que buscar patrones disponibles o incluso ser más creativa”, cuenta Nina. “Siempre prefiero la lana acrílica antes que los hilos de algodón ya que suelen ser duros y poco flexibles para este trabajo. Si es por preferencia propia trabajo siempre con lana. Disfruto además tener libertad para crear: Armar combinaciones y paletas de colores, el para quién está destinado… es todo prepararse para personalizar el trabajo lo más posible”, explica la tejedora que además es estudiante de diseño audiovisual en la UNRN.


El momento de tejer es, para Nina, todo introspección. “Me gusta poner toda mi energía en un proyecto por vez y puedo estar todo el día tejiendo. Una vez aprendido el modelo, voy incorporando lentamente los detalles”, cuenta. “Ahora estoy haciendo 6 mascotas con sus características distintivas y eso es lo que más me gusta hacer. Hay veces en que le sumo fieltro con agujas ya que el vellón de fieltro puede insertarse en el tejido de crochet y permite lograr desde los detalles hasta las marcas de colores de los animalitos”, agrega.

Nina ya tejió en la Comarca una red de regalos, sus tejidos adornan estantes, móviles y hasta acompañan a los más chicos. “Bigotes de Lana se va conociendo de boca en boca y los pedidos salen” se alegra la artista. Ella dedica muchas horas a cada trabajo y por ello se acuerda de cada uno. En ocasiones recuerda a la gente por lo que tejió para ellos y en ocasiones un modelo le dispara posibles nuevos regalos creativos para alguien.



“Me gustaría en algún punto poder diseñar patrones que es un mundo entero de trabajo distinto. Cada vez que puedo pagarme un patrón original lo hago y lo considero una inversión a futuro para el emprendimiento”, reflexiona la creadora de Bigotes de Lana.


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