Verde

El Nido del Águila: preservando nuestras aves silvestres

Sabrina Andrea Cortés es guía de Turismo del Parque Nacional lago Puelo y guía de aves. Desde el año 2012 lleva adelante un proyecto de rescate y cuidado de aves en su domicilio, al tiempo que brinda asesoramiento a quienes encuentran aves lastimadas o pichones separados de sus padres. De eso se trata el trabajo voluntario que realiza con total entrega y dedicación en El Nido del Águila y que desde la Sirena nos interesó también conocer.

Sabrina nos cuenta que su capacitación en el universo de las aves silvestres y sus cuidados comenzó con una serie de voluntariados que llevó adelante allá por el 2011 en diferentes centros de rescate del país y el exterior. Durante su estadía en Misiones, en el centro de rescate Güira Oga, pudo adquirir más experiencia en cuanto al manejo de la Fauna Silvestre. Allí se capacitó en la identificación, manejo y alimentación de aves rapaces y de otros animales silvestres, valiéndose de los aportes de la cetrería científica. Como nos explica Sabrina “la cetrería es un arte milenario que consiste en adiestrar aves rapaces para cazar; esta técnica lleva un extenso proceso de entrenamiento y vinculación con el animal que, al aprenderla, permite acercarse y relacionarse con las aves rapaces para otros fines, como su cuidado o auxilio”

Ya instalada en nuestra comarca, por el año 2012 recibe la primera ave rapaz. “Aparece en la puerta de mi casa un búho de la especie magallanicus (conocido popularmente como tucúquere). Era un ejemplar joven que no se movía, quedaba parado al sol, y noté que estaba deshidratado”. Aparentemente con la creciente población de roedores de ese año por la floración de caña colihue había aumentado el número de estos búhos (sus depredadores) y éste se habría debilitado al disminuir el alimento.

Sabrina pudo rehabilitarlo y devolverlo a su entorno. Luego llegaron teros, palomas, bandurrias. “Se empezó a correr la voz y la gente me traía las aves que encontraba para recuperarlas.” Así llegó en el 2014 un águila mora adulta con ala quebrada que traían desde Esquel.  Sabrina atendió el caso junto al veterinario José Pitila de El Bolsón, quien le propone tomar a su cargo la rehabilitación del pájaro. Lamentablemente el águila, ya apodada Morita, no pudo recuperar su ala para conseguir un vuelo elevado y valerse por sí misma en la naturaleza, por lo que debió quedarse en cautiverio. Así se quedó en casa de Sabrina, en un recinto que fabricó especialmente para su resguardo. “Con Morita surge el nombre El nido del águila

El primer visitante del Nido del Águila: el tucúquere

Sobrevolando las redes

En paralelo, Sabrina siguió colaborando con las aves silvestres desde las redes sociales. Su página de Facebook, llamada también El nido del Águila, tiene más de mil seguidores y su función es esencialmente dar ayuda a cualquier persona que encuentra un ave herida para que pueda recibir asistencia prontamente y ser orientada sobre lo que hay que hacer con respecto a cada ejemplar. “Primero se busca identificar la especie, para eso le pido a la persona que me cuente como es, donde encontró el ave o que mande video o foto para ver qué problema tiene y como ayudar” explica Sabrina. “Si el ave necesita atención veterinaria se recomienda a profesionales que se especializan en aves y que son muy pocos acá, por lo que tengo un banco de datos para sugerir lugares donde se atiendan”. Son comunes las consultas por los pichones caídos de sus nidos, “ahí es clave identificar cómo es el lugar donde se encontró, si hay animales domésticos cerca que pudieron haber ahuyentado a los padres” nos comenta. En muchas oportunidades trata de acercarse al lugar y emitir distintos sonidos similares al de los pichones o graba y reproduce sus gorjeos o graba para localizar a los padres.

Por otra parte, Sabrina nos cuenta que muchas personas, de diferentes lugares del país y el exterior, le escriben porque se quieren apropiar de los pájaros silvestres y les interesa saber cómo alimentarlas y albergarlas. En esos casos ella siempre indica comunicarse con un centro de rescate cercano (si los hay) para reinsertar el ejemplar a su hábitat   y les aclara que la tenencia de aves silvestres es ilegal.

Pichón de bandurria revinculado con sus padres (ph. Gustavo Marangoni) y patito rescatado

La página tiene además un fin educativo en tanto ayuda al reconocimiento de las aves de nuestro entorno y a valorarlas y cuidarlas. Esta misma función educativa tiene su labor como guía de aves en el Parque Nacional Lago Puelo, donde Sabrina disfruta de los intercambios con niños y niñas que vienen de viaje de estudio a la comarca; “puedo enseñarles sobre el respeto hacia la naturaleza. Es muy lindo ver como los pequeños aprenden sobre el bosque y sobre las aves y da mucha satisfacción tener estar herramientas para poder transmitirlas.  Luego que salimos a observar aves y ellos comienzan a reconocerlas se produce un cambio muy grande, comienzan a respetarlas y a ver la Naturaleza con otros ojos”

Un nido se hace con muchas manos

El Nido del águila se sostiene gracias al trabajo voluntario de Sabrina y al apoyo de varias personas -vecinos, docentes, amigxs – que colaboran con el proyecto desde diferentes lugares, ya sea comprando alimento, materiales para hacer jaulones y demás.  “Mi trabajo es voluntario y no recibo ningún tipo de asistencia económica estatal ni de organismos privados” aclara Sabrina y agradece la presencia de todas las personas que la acompañan y colaboran con la recuperación de las aves en su refugio. “En este momento se rompió la heladera que es fundamental para conservar la carne con la que se alimenta a las aves rapaces. Con la ayuda de Amancay, una fiel proteccionista de El Bolsón, pude acceder a una heladera en funcionamiento. Otras amigas amadrinan a las distintas aves que cuido, ayudan en la construcción de recintos o aportan semillas y distintos alimentos. “ 

Sabrina expresa lo sumamente importante de este acompañamiento que le permite sostener el proyecto y seguir auxiliando las aves silvestres de nuestra comarca. En el mismo sentido, quienes se comunican con ella deben conocer que su labor no tiene un rédito económico y sólo persigue la satisfacción de ayudar a las aves para que puedan retornar a su vida en su espacio natural.

Pibe, el chimango que llegó al Nido de pichón, fue rehabilitado y ya lleva tres años libre

Dejá una respuesta