Deportes

Disfrutar el movimiento

Maximiliano Lopez, uno de los runners mas importantes del país, con grandes victorias en las carreras mas importantes de Argentina y destacadas actuaciones en Europa le dedicó a laSirena unas palabras sobre lo que se siente volver a correr.

Si a principios de año nos avisaban que en marzo entraríamos en cuarentena durante 2 meses, posiblemente no hubiera cambiado nada en mi calendario de entrenamientos diarios y competencias a elegir.

Disfruto mucho de salir cada día a correr, pedalear, remar, o entrenar con mi grupo de corredores. Es muy motivante salir cada día con un objetivo claro y tratar de cumplirlo, entendiendo que le aporto un gramo de arena al sueño que quiero cumplir, que por lo general tiene que ver con encontrar mi mejor versión deportiva. Compruebo los resultados cuando asisto a alguna competencia o cuando transito circuitos conocidos y reconocidos en los que ya en el transcurso, puedo sentir en mis piernas y en mi mente como el cuerpo avanza.

Los ritmos, más allá de lo que me diga el GPS, se sienten y se perciben; con los años, como en cada disciplina, el aprendizaje sobre la actividad y sobre uno mismo crece mucho, y a eso le llamamos experiencia, la misma que muchas veces puede ser la pieza fundamental para obtener éxito en lo que estamos buscando.

La cuarentena por la COVID-19 refleja un hecho histórico en nuestras vidas que ojalá marque un antes y un después sobre todos nosotros. Sobre darle importancia a lo que verdaderamente lo tiene. Familia, amigos, momentos, lugares, viajes. El compartir. El vivir cada día a pleno dándole sentido a nuestras vidas.

Mis entrenamientos durante enero estuvieron muy ligados a la bicicleta, para darle descanso a la musculatura y articulaciones ya que venía de muchos meses de competencias y duros entrenamientos.

La ultradistancia de montaña es muy exigente y demanda muchas horas de entrenamiento diario, semanal y mensual. En febrero comencé a correr más, dado que a principios de año tenía planificado estar en los 50k de Ushuaia TrailRace y en abril en los 160k de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Por suerte, pude estar en el fin del mundo y alzarme con la victoria de esta competencia antes de que la cuarentena llegara a nuestras vidas.

Una vez en ella, hubo que echar mano al coraje y la voluntad para entrenar cada día. Por fortuna, vivo en un paraje rural donde cuento con un callejón de 200 mts hasta la ruta 40, así que tracé un circuito de 500 mts donde llegué a realizar un entrenamiento de 19 kms. Conseguí una bici fija que me permitió sumar volumen y seguir entrenando al pedal, actividad que me gusta mucho como complemento. Y además, llevé adelante clases de acondicionamiento físico general con muchas de las personas que entreno a distancia en todo el país.

Pero esta rutina, poco a poco fue sacándome las energías. Dar vueltas en el mismo lugar y estar ejercitando bajo techo me fueron absorbiendo y sobre el final había bajado bastante la frecuencia, entendiendo además, que por toda esta situación, las competencias programas fueron desplazadas para fin de año.

Hasta que aquí, en Lago Puelo, un día nos abrieron la tranquera. Desde entonces las ganas se renovaron y, con ellas, las expectativas sobre la posibilidad de seguir conociendo y reconociendo nuestra hermosa Comarca Andina a bordo de los pies.

A decir verdad los primeros trotes se me están haciendo cuesta arriba. En lo netamente deportivo, me siento pesado y rígido y con poca explosión. He perdido mucha resistencia dado que los rodajes de hasta 20 kilómetros, que antes eran comunes y ligeros, hoy me cuestan terminarlos. La recuperación de un día a otro es lenta y trabajosa, lo que también me indica que esta cualidad mermó en gran porcentaje.

Lo más saludable por estos días es aceptar que durante estos dos meses el agua corrió debajo del puente. Lo que estaba, ya no está, y en general si aceptamos eso, lo interesante de volver a salir cada día a entrenar tiene que ver con la búsqueda de mejorar nuestro actual rendimiento, aspirando a volver a sentirnos como antes ¡o quizás mejor!

Como siempre digo, lo más espectacular es aprender a disfrutar del camino, del proceso, de la adaptación a las nuevas fuerzas y en ellas, las sensaciones que nos permiten experimentar, arriba de una bicicleta, o corriendo en la montaña.

En el aspecto mental y emocional había empezado a sentir la necesidad de desplazarme con normalidad en busca de rutas y caminos hacia la felicidad -entendida esta como la libertad de elegir qué hacer y a donde ir haciendo deporte-.

Cada momento se disfruta el doble luego haberlo tenido negado. Cada lugar se observa y se admira como si fuera la primera vez que estuviera en él. Y cada sensación de esfuerzo y entrega en los entrenamientos se valoran como un escalón más de la escalera que me llevará a donde quiero estar.

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