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Si no planificamos, inundamos al río

Por Nehuén Bedetti (tesista de la Licenciatura en Geografía de la UNC) para laSirena

La humanidad siempre organizó su vida en inmediaciones de cursos de agua. Pero este recurso tiene su propia dinámica y es por ello que desde pequeños pueblos rurales hasta las grandes metrópolis han sido víctimas de sus fluctuaciones. Vivimos en una zona en la que los cursos de agua tienen un papel central y es necesario contar con una vida urbana planificada para garantizar el mayor cuidado a nuestro ambiente.

Se entiende por inundación al rebalse del cauce de un determinado curso de agua, por ejemplo, un río, porque se sobrepasa la capacidad de absorción del suelo y termina por inundar las tierras linderas. Este fenómeno puede ser desencadenado por lluvias fuertes, en un intervalo de tiempo corto, por lluvias constantes, en un largo periodo de tiempo, por el derretimiento repentino de la nieve (que alimenta el caudal del rio en zonas de montaña) o por una combinación de los eventos anteriores. Pero existen factores que potencian el fenómeno.

¿Por qué este fenómeno natural suele convertirse en un problema?

Las poblaciones han sido atraídas desde épocas muy remotas por las llanuras de inundación de los ríos por tratarse de zonas con inmensas riquezas. Si bien son muchos los beneficios económicos-sociales que otorga establecerse cerca de los cauces, también hay un riesgo muy alto de que el área sea afectada por un fenómeno de inundación.

Aun en la actualidad no se puede saber el momento exacto en el que se va a desencadenar una inundación de gran magnitud, debido a que la gran variedad de factores naturales (meteorológicos) y humanos (construcciones, actividades que degradan el ambiente) que afectan a este fenómeno, hacen que sus intervalos sean completamente irregulares.

¿El problema son las crecidas o la urbanización desmedida?

El ser humano a través de sus actividades, potencia el riesgo de inundación. Un ejemplo central de esto son las actividades de deforestación y sobrepastoreo tan vigentes en nuestra región.

La vegetación juega un papel muy importante en la reducción del volumen de agua que se escurre y que alimenta el caudal del rio. Con su sola presencia logra infiltrar en el suelo el agua y lo hace en lugares donde predominan relieves de gran pendiente como montes, montañas, mesetas, juegan un rol fundamental ya que no solo absorben una gran cantidad del agua que se escurre hacia los ríos y arroyos, sino que también enlentecen al mismo.

Las prácticas de deforestación o tala de árboles reducen la vegetación (afectando flora y fauna nativa) en tanto que exponen los suelos a una mayor erosión disminuyendo la capacidad de absorción del mismo. Vivimos en una región poblada de valioso bosque y que resulta fuertemente impactada cada vez que alguien elige vivir en un lugar y talar sin ningún tipo de planificación.

A su vez, la urbanización en inmediaciones de los cursos de agua, aumenta en una gran cantidad la velocidad de descarga de agua en el caudal del rio. Los rellenos artificiales, obras urbanas, en la llanura de inundación, reducen la capacidad del canal y elevan la altura de las aguas. Además, la urbanización, juega un papel muy importante en el tiempo que tarda el cauce del rio en aumentar su caudal.

Un ejemplo de esto es la deforestación y urbanización no planificada que se desarrolla en la Loma del Medio. Si se continúa con estas actividades no planificadas, las fuertes precipitaciones escurrirán de manera más veloz, debido a su pendiente y aportarán una mayor cantidad de agua al caudal del río Quemquemtreu, debido a la perdida de absorción a la que se enfrenta el suelo. Esto implicará un mayor riesgo para la población que se encuentra residiendo dentro de la llanura de inundación y los territorios adyacentes a la misma.

¿Cuáles son las posibles líneas de acción para reducir el riesgo de inundación?

Si bien existen medidas estructurales orientadas a “controlar” el rio, tales como los diques artificiales, que ayudan, momentáneamente, a reducir el riesgo de inundación, estas no son medidas efectivas en largos periodos de tiempo ni tampoco son deseables. El trabajo debe ser previo a la urbanización.

Una de las principales estrategias, no estructurales, para reducir la vulnerabilidad en zonas de Riego Hídrico, es el establecimiento de las Líneas de Ribera. Esta establece el límite entre la propiedad privada y el dominio público hídrico, es decir, delimita el área, entre el rio y la propiedad privada, que no se permite en la que se encuentra prohibida su construcción.

Es por esto que es de vital importancia, a la hora de llevar a cabo una urbanización, que se establezca un plan de ordenamiento territorial; Entendido como instrumento dirigido a planificar y programar el uso del territorio, el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y la protección del medio ambiente.

Es necesaria una urbanización que proponga un uso pertinente del suelo e identifique las áreas de alto riesgo de inundación y, acorde a estos objetivos, se genere una planificación urbana que organice y proyecte espacialmente, los objetivos propuestos en el plan de ordenamiento territorial, reduciendo el riesgo de inundación y la vulnerabilidad de sus habitantes.

Un ejemplo de un ordenamiento territorial que disminuye el riesgo de inundación en la población es la reubicación de los habitantes que fueron localizados dentro de las llanuras de inundación. Al reubicarlos en una zona más alejada, no solo estarán a salvo de esta amenaza, sino que, al eliminar las estructuras urbanas dentro de la llanura de inundación, el rio recuperara su estructura original y la capacidad de absorción del suelo que antes se encontraba impermeabilizado por las estructuras urbanas.

La manera cómo se usa y desarrolla la tierra puede cambiar el riesgo resultante de las inundaciones. Si no somos conscientes a la hora de planificar los usos de la tierra en un centro urbano, los ríos no nos inundarán, sino que nosotros los inundaremos.

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