Gobernar no es tuitear. Vociferar insultos berretas y destilar odios en redes es un ejercicio fácil, gratuito y sin graves consecuencias; incluso podríamos decir con buenos resultados si consideramos el papel fundamental de la plataforma Tik Tok en la campaña presidencial de Javier Milei. La burla cruel y sencilla, las ideas flacas de argumentos, pero estridentes cuadraban de forma perfecta con el modelo de la inmediatez y la simultaneidad propio de varias redes sociales. Tan bien le fue que hoy en día, ya con investidura presidencial, Javo no abandona su estilo de afrenta virulenta y simplona para comunicar sus decisiones o confrontar con distintos actores del terreno político en el campo de batalla que configura el DNU y el proyecto de Ley Omnibus. Presidente troll, como lo define Silvio Waisbord en esta nota, que “ no toma el escenario para persuadir, movilizar, criticar, y rebatir” pues su naturaleza pertenece al universo digital y “su marca registrada es incitar, tratando de herir sensibilidades y mofarse del resto, con una mueca de satisfacción del deber logrado.” Sin embargo, en estos últimos días las satisfacciones parecen haberse disipado.
Contra toda expectativa libertaria, gobernar implica otras formas de negociación y mediación entre las fuerzas sociales, así como otros niveles de discusión y protocolos discursivos. Así, frente a las amenazas de ahogamiento económico a las provincias posteadas por Caputo y reafirmadas en reunión de gabinete por el presidente, varios gobernadores salieron al cruce expresando su desacuerdo con el proyecto de ley y el accionar mafioso del gobierno nacional. “Dejen de presionar y busquen acuerdos para avanzar como sociedad” lanzó Weretilneck y remarcó el rol de los gobiernos provinciales que garantizan servicios esenciales como seguridad, salud y educación. Otras voces como las de Pullaro criticaron además la pretensión de suba de las retenciones al campo y la industria expresada en el proyecto de ley. Hace algunos minutos el ministro de economía apareció titubeante en conferencia de prensa para declarar que se retirará el capítulo fiscal de la ley ómnibus.
Quizás con Mercurio retrógrado en su carta, Milei sigue con sus desventuras: el escándalo por el dictamen paralelo puede llevarse puesta la sanción de la ley que tanto espera para organizar su gobierno y cumplir sus sueños libertarios. Según fuentes periodísticas, el dictamen aprobado con 55 diputados el miércoles a la madrugada, se continuó escribiendo fuera del Congreso en el transcurso del día, más precisamente en un departamento que Cristian Caram tiene en Recoleta. Podría tratarse de un abnegado esfuerzo por terminar el laburo en casa como tantos trabajadores solemos hacer pero aparentemente es un delito grave y hoy la abogada Valeria Carreras presentó una denuncia penal para que se investiguen las modificaciones que habría sufrido el dictamen a horas de ser aprobado.
El leoncito de Chacarita desarma su manada, saca funcionarios, modifica ministerios, se revuelve inquieto en su pradera. Que no tenga descanso.