Social

La vacuna que nos devolvió la calma

Por Nelly Panizza

¿Quién hubiera dicho que desde el 18 de marzo 2020 mi vida cambiaría en forma radical? Cuando ya pasaste los setenta años parece que las tormentas quedaron atrás, que, si bien la vida sigue dando vueltas, éstas ya no son tan bruscas ni marean demasiado.

Quien hubiera dicho entonces, que la única conexión con el exterior sería por medios cibernéticos, que vería a mis hijos y a sus familias sólo a través de una pantalla. Que comenzaría a llenar mis días con tejidos, pintura, poemas y música si, mucha música para sobrellevar tanta rareza.

¡Qué loco! Así pasé la mitad del 2020. Yo, como tantas y tantos otros.

Los días transcurrían y las ganas de encontrarse crecían, pero había que ser paciente. Cuando se pudo, hicimos una burbuja social con cuatro amigos y nos comprometimos a cuidarnos, para poder vernos en la plaza con todo el protocolo, cada cual con su mate. Así pasamos algunos meses:  apuntalándonos unos a otros, viviendo, porque de eso se trataba, ¡de vivir! (sobrevivir no me gusta).  También pude reencontrarme con mi familia, siempre atenta a cuidarse para cuidarme ¡invalorable! Igual que la compañía de mi amiga Silvia, que me traía todo lo necesario para que yo no saliera a comprar ni me expusiera demasiado ¡lo más!

Pasaron los meses tristes…se fueron amigos y gente muy querida. El virus estaba lejos de ser una gripecita y golpeaba con fuerza a las personas mayores. Hasta que se habló de las vacunas. ¡Una luz de esperanza nos invadió por fin!  

Hace una semana llegó a mi celu un mensaje con el lugar para anotarse y acceder a la vacuna.  Tres días después me llamaron y me dieron fecha y hora de vacunación. Llena de emoción lo grité a los cuatro vientos, se enteraron todos ¿y cómo no? 

Fui a la escuela 270, la misma escuela a la que asisten mis nietos, donde funcionaba el vacunatorio. Me atendieron en horario, cuidando el protocolo . Era gente muy amable, capacitada y que aclaraba todas tus dudas. Sentí la protección y el cuidado que todos necesitamos, especialmente los adultos mayores.

Les cuento: no tuve ningún síntoma.

Esa noche dormí tranquila, feliz, pensando que todo comienza a estabilizarse. El 25 de marzo es la segunda dosis y después de unos días puedo vivir como antes, disfrutando de mis setenta y un años sin apuro.

Dejá una respuesta