Ayer se anunció la apertura de los bancos por una supuesta “única vez para el cobro” de miles de personas que necesitan ingresos en el marco de una emergencia social y sanitaria. El saldo fue contundente en los principales centros urbanos y las aglomeraciones se hicieron sentir como si la emergencia no existiera.

Algunos lugares denunciaron más de 15 cuadras de fila para cobrar, nutrida con personas dispuestas a esperar hasta 12 horas a sabiendas de que no serían atendidas. Mientras tanto la gran mayoría de los medios que vienen fogoneando el clima de descontento social de manera irresponsable informaron a medias sobre el funcionamiento bancario (sucedieron aglomeraciones, sí, pero no de igual forma en todos lados). A esto se suma el error político de enviar a cobrar a todos a la vez.

Un informe del Ministerio de Economía explica que solo el 23% de las personas de 50 años o más utiliza la tarjeta de débito para usar el dinero que tienen en sus cuentas. En los niveles socioeconómicos más bajos sólo el 17% realiza compras y/o pagos con tarjetas. Enviar a todos a cobrar a la vez es un error que pone en riesgo la salud de sectores muy vulnerables.

En un contexto de emergencia sanitaria y económica en todos los planos de la sociedad el denominador común de esta situación es la falta de responsabilidad por parte de todos los implicados. Las personas se agolpan para cobrar en tanto que los Bancos operan con un régimen de contingencia: el personal trabaja presencialmente exponiéndose pese a la cuarentena.

En una sociedad sin cooperación el virus se propaga. Restará tomar medidas para fortalecer una cuarentena que ya tuvo su primer error pero que debe sostenerse de forma responsable, empática y solidaria.