Generos y Feminismo

Amanecimos con Ley

Por Andrea Laura González. Socorro Rosa Comarca Andina, SenRed –feministas que abortamos

En Argentina asistimos a una transformación profunda de las luchas democráticas por el derecho al aborto. Durante estos últimos años creció inconmensurablemente una instancia de debate, como parte de la lucha por este derecho histórico, motorizado por  quienes activamos su despenalización y su legalización. La pluralidad de nuestras voces es una muestra del carácter profundamente democrático de este movimiento, que ha madurado sus argumentos en décadas de lucha política, de activismo callejero, de esfuerzo intelectual y de debate público, en los más diversos espacios.

Podríamos reconstruir una cartografía del feminismo en la Argentina, o más bien una genealogía, para contar la complejidad de este activismo desde el movimiento de mujeres y las disidencias sexuales, de las mujeres dentro de las organizaciones revolucionarias de las décadas de los 60 y los 70; de la experiencia en tiempos de la dictadura militar que provocó la devastación de los movimientos sociales, pero también de sus resistencias; la posterior reactivación del activismo y su fortalecimiento durante la transición democrática; y por sobre todo, a partir de 1988 el surgimiento de la Comisión por el Derecho al Aborto, agrupación autogestiva y de izquierda radical, en manos de la histórica luchadora Dora Coledesky. Un camino entramado de historias personales y de organizaciones, que han permitido la circulación de la producción de diversos sentidos del feminismo sobre el derecho a interrumpir voluntariamente un embarazo.

La experiencia asamblearia frente al impacto del neoliberalismo de la década de los noventa y el 2001 se tradujo en el germen para la creación de la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, como un continnum de las batallas emprendidas hasta el momento y que tuvo su escenario privilegiado en los (antes) ENM y ahora Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, bisexuales, travestis y trans. Una demanda de décadas ganó nuevo impulso.

En 2005 con el surgimiento de la Campaña que lo instaló definitivamente como un tema político y un asunto de interés público, en el marco de los ENM. Desde 2009, la línea Más Información Menos Riesgos, de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto comenzó a difundir ampliamente información confiable sobre uso de misoprostol. Poco tiempo después, lxs socorristas nos articulamos en una red federal de acompañamiento de abortos que trabaja tejiendo lazos permanentemente con profesionales de la salud que actúan desde un paradigma de derechos y de salud integral y comunitaria.

Hoy 30 de Diciembre, a casi un día terminar este año de incertidumbre y complejidades impensadas, amanecimos con ley…

Largo camino de entretejido feminista nos trajo hasta hoy…La primera marcha por el aborto legal en democracia fue el 7 de marzo de 1984. Treinta y seis años después, amanecimos con esta alegría en el cuerpo que no hay dónde meterla: ¡Es ley!

Acompañar la intemperie del aborto producida en estos años por el Estado fue siempre una tarea en colectivo, siempre nosotras estuvimos de múltiples maneras y con diversas estrategias inventando posibilidades para estirar los límites, para acuerpar las emergencias. Una experiencia particular, el socorrismo, viene visibilizando y mostrándonos, en los últimos años, que acompañar las decisiones de abortar es un compromiso y una apuesta política por sustraer a la experiencia de abortar del silencio culpabilizante y del estigma social. Un compromiso con las despatologización del aborto. Un compromiso con las vidas elegidas de quienes deciden abortar. Con su salud y con sus proyectos vitales. Un compromiso con los activismos acuerpados y arriesgados, con nuestras dignidades, con otros porvenires. Es una apuesta deseante de vidas dignas.

Aunque teníamos Aborto legal por causales desde 1921, desde SenRed veníamos diseñado una pedagogía de saberes colectivos, acompañamientos, redes, viajes y traslados, para estirar este derecho. Convencidas de que a pesar de contar con normativa y jurisprudencia necesaria para su cumplimiento no alcanzaba para contemplar las situaciones que se presentan respecto del derecho a la salud sexual y (no)reproductiva de las personas con capacidad de gestar y abortar. Con ello intentamos recuperar colectivamente ese derecho expropiado históricamente por el Estado, interpelando las hegemonías médicas y disputando sentidos a la narrativa estatal y  su reglamentación.

En la Comarca Andina el Socorro Rosa viene organizándose desde 2013.  En mayo del 2014 presentábamos la línea pública, en el auditorio del IFDC de El Bolsón, con la proyección de la película: Yo aborto, tú abortas, todas callamos, de Carolina Reynoso, y compañeras de la colectiva La Revuelta de Neuquén que  acompañaron el devenir de esta grupalidad  y su salida del armario, convencidas de que la decisión política de la visibilización constituye una estrategia seguridad para socorridas y socorristas, además de producir pedagogías del cuidado.

Nos basamos en los protocolos elaborados por instituciones sanitarias, como la Organización Mundial de la Salud y los lineamientos del Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo actualizados en 2019 con rango ministerial[1], para que esos procesos sean realizados de una manera segura. Cuidamos la vida y la salud de quienes deciden interrumpir un embarazo que resulta inviable para ese momento de sus vidas y lo hacemos de un modo cuidado, amoroso y afectuoso. Ambas, vida y salud, constituyen derechos humanos fundamentales, así como el acceso a la información. Sobre estos derechos basamos nuestro activismo. El Socorro Rosa Comarca Andina acompaña los procesos de aborto de quienes llaman a nuestra Línea Pública, desde las localidades y parajes de Ñorquinco, El Manso; Foyel, Los Repollos, Villegas, Mallín ahogado, El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén, El Maitén, Cushamen. Desde el año 2014 hasta el 2019 hemos acompañado 351 mujeres y personas con posibilidades de gestar. Y los acompañamientos del 2020 sistematizados hasta el momento, ascienden a 136, hasta el momento

En medio de esta pandemia, las barreras estructurales y sistemáticas se multiplicaron pero nuestras estrategias no entraron en cuarentena; por el contrario se redoblaron y seguimos armando redes de cuidado: Estamos cerca, relatos de aborto en cuarentena[1],  es una de las campañas comunicacionales que ha tomado formato de libro digital durante la pandemia.

Por estos sures, en la Comarca Andina del paralelo 42, la Pandemia nos partió al medio. Y no sólo metafóricamente hablando. No sólo pensando en que las medidas de ASPO no nos permitían lo más jugoso, propio y particular que tiene el socorrismo que es el encuentro cara a cara con lxs otrxs, con las mujeres y personas con posibilidad de abortar que acuden y llaman al teléfono rosa. Ese encuentro personal singular pero a la vez colectivo, donde todes ponemos a disposición saberes, escuchas atentas y afectos. Nos partió al medio, así, literal y concretamente. La frontera provincial, infranqueable entre Río Negro y Chubut, nos dejó a ambos lados, nos partió (por suerte) en dos. Y digo por suerte porque eso nos permitió reconfigurar la organización que nos posibilita seguir acompañando los abortos que insisten, aún más, en pandemia. De un lado y del otro de esa frontera, de ese límite estatal que no podíamos atravesar.

Pero nosotras no sabemos de límites estatales, así que seguimos a(r)mando acompañamientos afectados en tiempos de pandemia. Acompañamientos articulados con medicxs amigables, afianzando y profundizando esas redes que venimos construyendo desde hace seis años en esta comarca del sur. Seguimos interpelando la narrativa estatal en tiempos de cuarentena, siempre extendiendo los límites de lo posible.

Ya abortamos en la clandestinidad.

Ya acompañamos a una amiga con miedos al por mayor. 

Ya nos dijo un medique que corríamos riesgos.

Ya un objetor nos expulsó y nos condenó a la intemperie del aborto inseguro.

Ya nos encontramos con una enfermera y nos vendió unas pastillas; nunca supimos qué eran, pero no hicieron nada.

Ya supimos de la vecina internada porque le colocaron una sonda y “se complicó”.

Ya nos pusimos frente a una trabajadora de la salud para contarle nuestros motivos para que definan en sus ateneos si entramos en las causales.

Ya nos dijeron recostate ahí “mamita” antes de hacernos la ecografía.

Ya hicieron pasar en clínicas privadas nuestros abortos como apendicitis

y vimos aumentar el precio del miso y tuvimos que pedir prestado para pagarlo.

Ya torturaron niñas y adolescentes obligándolas a maternar.[1]

Pero ahora tenemos ley, y ese camino andado se vuelve ruta posible para seguir alzando la voz, para que de una vez el aborto sea política pública. Del aborto legal al aborto voluntario. Nos lo debían.

Aborto Legal es dignidad, es vida elegida, es libertad, es nuestro derecho, nuestro placer,  nuestro poder, nuevos horizontes de autonomía, de soberanía. Estaban en deuda con nosotres. Este Senado. Este Estado. En DEU-DA.

Ahora es tiempo de profundizar estrategias con aquellas personas, trabajadorxs de la salud, educadorxs, activistas, instituciones y organizaciones con las que venimos ensanchando los límites. Es ahora.


Si necesitas información podés comunicarte con nosotras al 2944-909445, de lunes a viernes de 9 a 13 y de 15 a 20, y los sábados de 10 a 16. O buscarnos en Facebook, Instagram y Twiter. También podés entrar a la página de https://socorristasenred.org/ para buscar información y despejar dudas. Otros recursos son: la línea gratuita de Salud Sexual de Nación: 0800-222-3444 y entrar a http://www.redsaluddecidir.org/donde-encontrarnos-recursero/ para conectar con la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir.  

[1] Parte del Texto para intervención en plazas públicas para las vigilias del 29-12-2020 en todo el país.

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