Andanzas

“Que nadie más tenga que esperar diez años”: Recuperarse de un TCA

Ilustradora: @yotambienquisesercomoanaymia

Tenia 14 años  cuando me diagnosticaron anorexia. En ese momento no se sabia mucho acerca de los trastornos de la alimentación. Todo empezó porque quería perder un poco de peso ya que no me sentía bien con mi cuerpo. Pero ese simple hecho bastó para empezar un infierno: contaba cada caloría que consumía, planeaba todo lo que iba a comer, ideaba estrategias para engañar a todos y saltarme comidas, hacia ejercicio a escondidas, evitaba toda reunión social. Mis papás empezaron a notar que algo andaba mal y me llevaron a una consulta con un psiquiatra que me realizó el diagnóstico. A partir de ese momento mi vida diaria se basó en la escuela y en consultas médicas.

Admito que en ese entonces reconocía que estaba enferma pero no me quería curar. Sentía que me quería morir y por eso hacía caso omiso a todas las indicaciones. Eso era la anorexia consumiéndome física y mentalmente. Te convence de que es lo mejor, te da seguridad y mientras más tiempo pase mayor es su arraigo en la mente y las conductas. Pero en el fondo uno siempre quiere estar bien, nadie elige tener un TCA así como nadie elige tener gripe: es sólo la enfermedad cegándote.

¿Qué son los TCA?

Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) se pueden reconocer por un patrón persistente de comer no saludablemente o de hacer dietas no saludables. Estos patrones de conducta alimentaria están asociados con angustia emocional, física y social.


Pasaron los años con visitas a cientos de profesionales, montones de internaciones (algunas obligadas otras voluntarias), medicaciones en distintas dosis y yo no entendía cómo no podía salir. Empecé a sentir que estaba loca, que no encajaba en la sociedad y me decían que iba a tener que convivir con esto toda mi vida porque era algo “incurable”. Recuperarte de un TCA no solo es recuperar un  peso sano, podes sufrir uno y no estar en riesgo clínico pero si hay cualquier tipo de obsesión, pensamiento recurrente o conducta con respecto a la comida y/o el ejercicio que afecta tu vida en cualquier aspecto ya estamos hablando de uno, que encima si no se cura del todo va mutando (podes pasar de anorexia a bulimia luego a vigorexia que es el exceso de ejercicio, etc) .
En Argentina se sabe muy poco sobre tratar los TCA correctamente (con la ironía de que somos el segundo país después de Japón con mas casos en el mundo); un tratamiento adecuado no tarda mas de 12 a 16 meses en sanar y es 100 % posible recuperarse de por vida.
Pero falta información, investigación así como empatía con estas enfermedades. Lo padecen personas de todos los géneros y clases sociales en tanto que los tratamientos que se ofrecen son pocos, excluyentes y muy caros. Una vez fui a una reunión con la auditoria en salud mental de mi obra social, le comenté que estaba desesperada, nadie me quería atender por mi peso, porque rechazaba normas de los centros que no se adaptaban a mi situación. Tuve un subtipo de anorexia (anorexia histérica) que casi no se conoce y no se trata igual que la nerviosa.
La profesional me dio las opciones de internación por las que ya había pasado sin éxito y le pregunté qué pasaba con el 10% de los pacientes que no “encajaban” en los centros y sus sistemas. Se encogió de hombros como diciendo “arreglate”. Salí súper angustiada y enojada. Pero no bajé los brazos y siempre con el apoyo de mi familia seguí buscando alternativas para mejorar.

Fue así que en el año 2020 volví a mi hogar. Me había mudado a Capital Federal en busca de tratamientos y con la pandemia regresé a mi casa muy fuerte mentalmente pero muy deteriorada físicamente. Deje atrás nutricionistas, psicólogos y me puse a investigar por mi cuenta. Algo tenia que haber que no estaba pudiendo encontrar, no quería vivir más así… estaba harta.
A mediados de julio, buscando en internet encontré respuestas. Di con un libro de Tabitha Farrar llamado “Rehabilitación, Reprogramación, Recuperación” que respondió todas las preguntas que arrastraba hacía años. Y me encontré con un sistema que existe en casi todo el mundo menos en Argentina. Está basado en un estudio realizado en Minnesota que puede adaptarse a cada situación.  Sin dudarlo y sin nada que perder lo puse en práctica.
No solo me recuperé físicamente si no también recobré mi vida, mi alma, todo lo que la enfermedad me robó a lo largo de este tiempo. Tardé 10 años pero estoy saliendo más fuerte que nunca y decidida a vencer.
Mi objetivo en la vida es que nadie mas tenga que esperar 10 años, que todos tengan derecho a un tratamiento integral. Cada vez hay más casos que son mal abordados o pobremente diagnosticados. Es una enfermedad que debe tratarse de manera personalizada porque esta afectada por muchísimos factores, y cada día que pasa hay nuevos casos y más muertes.

Hablemos de esto, pedí ayuda porque se puede salir en su totalidad. Nadie se merece una vida esclavizada por un TCA. 
Que nadie te diga que  es imposible.
Un abrazo,
Abril

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