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1426 y 1425 – El Efecto Pigmalión

El efecto Pigmalión descansa en un mito griego sobre un escultor homónimo que se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. En el mito, Afrodita le concede la vida a esta escultura, conmovida por la intensidad del amor que el hombre sentía.
En su aspecto positivo, el efecto de afianzamiento deriva en un aumento de la autoestima del sujeto y del aspecto en concreto. Supongamos por ejemplo que un hombre promedio, que estudió economía y grita en la tele sobre lo simple que es gobernar un país, se convence a tal punto que genera un interés en los principales poderes económicos que lo acompañan para llegar a la Rosada.
En su aspecto negativo produce que la autoestima del sujeto disminuya y que el aspecto sobre el que se actúa disminuya o incluso desaparezca. Un ejemplo de esto sería el de un integrante de la sociedad que cree que como votó esto con un 56% ahora es tiempo de soportar porque nada va a poder hacer para hacerse escuchar.

Quienes conocemos la estrategia del DNU + Ley para Vender la Argentina entendemos que ante este bombardeo de medidas debe primar un rechazo categórico a su aprobación en general. Quienes no la conocen o tienen intenciones de beneficiarse con los puntos o el proceso de negociación concederán que “hay que ver que pasa” y respetar “la democracia”. Ahí está la trampa. El abc de la democracia es la división de poderes.


Algunos ejes de esta normativa se resumen a (según el análisis de Argentina Humana):
1) Delegación masiva de facultades legislativas al Poder Ejecutivo, por dos años prorrogables a
cuatro. Es decir, todo el mandato.
2) Privatización de todas las empresas públicas, sin excepciones. Se incluyen empresas que habían
sido exceptuadas en los años 90, como el Banco Nación.
3) Criminalización de la protesta social a niveles inéditos.
4) Desregulación y liberalización energética: petróleo, gas, biocombustibles y energía eléctrica.
Saqueo de recursos naturales, precios internacionales a pesar de ser un país productor, pérdida
general de competitividad de la actividad productiva, tratamiento de los hidrocarburos como
commodities y no como bienes estratégicos.
5) Remoción de los criterios que se pusieron tras el default de 2001 para evitar nuevas estafas con la
deuda pública.
6) Eliminación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, ocasionando una fuerte
pérdida patrimonial para el organismo y una gran oportunidad para que las principales empresas
privadas del país se deshagan de la presencia del Estado en sus directorios.
7) Amnistía general para ricos y empresarios en general. Disminución del Impuesto a los Bienes
Personales, blanqueo laboral y de activos, moratoria impositiva, aduanera y de la seguridad social.
8) Remate de los recursos naturales del país.
9) Entrega de la riqueza ictícola de la Zona Económica Exclusiva del Mar Argentino, en beneficio de
empresas extranjeras. Destrucción de la industria pesquera y naval argentina.
10) Reforma del sistema electoral reemplazando el actual por un sistema de circunscripciones
uninominales, limitando la representación de las minorías y el cumplimiento de la paridad de
género; así como eliminando los límites para el financiamiento privado de la política
¿Entonces donde está la democracia? Este esquema de “facultades extraordinarias” o “la suma del poder público”, por lo que cualquier acto que derive en esa atribución debería ser considerado de “nulidad insanable” y quienes lo “formulen, consientan o firmen” entran en la categoría de “infames traidores a la patria”. Las cuestiones que puedan ser rescatadas, que seguro las hay en cientos de artículos, deberían ser tratadas mediante proyectos de ley que las aborden por sí mismas, no para confundir o ensuciar el debate.

Proponemos una inversión de polos. Si quien llegó al poder estaba bajo el efecto Pigmalión positivo, nos toca a nosotros ahora demostrarnos que podemos transformar la realidad si esta nos es incómoda. ¿A quien le conviene que creamos que no podemos hacer nada para evitar esta venta del país?
El optimismo, es la condición necesaria para poder intentarlo aunque por supuesto no es suficiente. Disminuir nuestra responsabilidad en el fracaso de ese plan y dejar el resto a las fuerzas de las calles es una obligación como actores de este tiempo que vivimos.

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